Han pasado dos meses desde que el escorpión en la República de Ecuador se manifestara con toda su terrorífica virulencia en imágenes que viven en nuestra memoria, cuando atónitos asistimos a la incursión armada en las instalaciones de TC Televisión, en Guayaquil, cautivos sus trabajadores inermes ante el poder con que las pandillas, ofensiva exhibición de armas largas de guerra mediante, consumaban su desafío al estado…
Los eventos que convulsionaron a este país sudamericano y que, por su grado desatado de violencia, dieron la vuelta al mundo, no fueron sino la etapa eruptiva de un proceso larvado años antes durante la presidencia de Correa y su vicepresidente Jorge Glas y que luego, otros mandatarios posteriores, ni vieron ni supieron entender hasta que todo se salió de control.